martes, 25 de agosto de 2009

PRMIER ANÁLISIS

El ser humano es el ser más interesante del planeta en el que vivimos. No sólo por su capacidad de crear, de desenvolverse y de evolucionar día a día a un ritmo que es cada minuto más veloz. También lo es por la forma en la que ha aprendido a aprovechar los recursos naturales (aunque muchas veces dañando el mismo ecosistema) que le brinda este hermoso hogar que llamamos tierra. Pero somos aun más complejos e interesantes, si tenemos en cuenta el tema central de este trabajo, cuando nos ponemos a analizar la manera en la que las personas conviven unas con otras, la manera en la que las personas se desenvuelven en su medio, se agrupan por deseos homogéneos, por necesidades parecidas. Se ven obligados (hoy en día) a organizarse para satisfacer deseos y, sobretodo, necesidades.
Cuando las personas se unen para afrontar los desafíos del día a día, crean entes, instituciones, empresas, organizaciones, etc. Lo que da lugar a esta gran atmósfera que se suele nombrar como: sociedad.
Sería en vano explicar la evolución o los orígenes de las sociedades humanas, tal como lo fue la cultura mesopotámica, para empezar a hablar sobre las diferentes circunstancias que han suscitado la necesidad de las personas por socializarse, por organizarse y por procurar que sus relaciones con los demás (ya seamos una sola persona o el representante de una importante compañía) no sólo nazcan bajo buenos términos, sino de mantenerlas así y mejorarlas cada vez más. Por una cuestión de intereses mutuos, de prestigio, de imagen, de fidelidad, de beneficios, y en el caso de las empresas, compañías y afines, también es una cuestión de incremento de ventas y producción, de crecimiento, de conciencia con los que los rodeamos y consumimos sus productos.
Mejorar cualquier tipo de relación, es posible sí y sólo sí es que existe una debida comunicación, sin esta herramienta, básica en nuestras vidas, no podríamos pensar en mejorar las relaciones con nuestros públicos (ya sean internos o externos), no podríamos siquiera pensar en relacionarnos los unos con los otros o en mejorar y aprender.

No es secreto para nadie, que la comunicación es uno de los ejes que hacen que el mundo prácticamente gire, ni tampoco es un misterio, el ritmo con el que va evolucionando la tecnología y las técnicas comunicativas, lo cuál hace necesaria la especialización y la constante capacitación de los profesionales, para que se desempeñen de la mejor manera posible dentro de esta sociedad marcada por la comunicación. Ciencia que genera que la información sea tan importante como el dinero mismo, tan importante como el poder, o la obtención de ambos, así como de prestigio, imagen, bienestar entre muchas otras cosas más. Es por eso que a las sociedades de hoy en día se les generaliza en una sola (hasta parece efecto de la globalización) llamándola “sociedad de la información” refiriéndose a varias sociedades y culturas dispersas en el mundo y muy diferentes unas de otras, pero teniendo en común la importancia de hacerse de información antes de actuar y de tener y mantener en un excelente estado a las relaciones con las personas y los públicos con los que tenemos que ver de alguna manera u otra. Cosa que no se logra simplemente siendo simpático, extrovertido y bueno con los demás, las relaciones públicas son mucho más complejas que eso.


Es entonces que las RR.PP (utilizaré estas siglas desde ahora, tal como lo hace el autor del libro que estoy analizando) deben ser “puestas en práctica por profesionales debidamente formados y preparados (…)” ya que la indebida aplicación de esta temática, donde la sociología y la psicología son herramientas básicas, podría crear muchas situaciones confusas que a su vez podrían generar serios daños a empresas o entidades que las aplican sin el oportuno estudio de los gustos, deseos y necesidades que puedan tener los diversos públicos a los que se quiere llegar.

En la actualidad, las RR.PP son “un elemento esencial (…) diferenciador en igualdad de condiciones”, ya que esta ciencia también se encarga de comunicar todo lo bueno que puede tener un ente organizacional a sus públicos o que consecuencias podría ocasionar las diversas acciones a realizarse. Para así lograr un mejor rendimiento en las actividades mercantiles.

Los dirigentes de empresa de hoy, necesitan dominar las herramientas y técnicas para aumentar el prestigio, mejorar la imagen y luego, generar hasta un incremento en las ventas. “Las relaciones públicas son (…) el elemento desequilibrador a favor de la empresa u organismo que las utilice”.


Por otro lado, y regresando a la visión de la acelerada sociedad en la que todos estamos inmersos, es un hecho de conocimiento público que la vida se ha hecho mucho más dura, que la lucha y la competencia por un espacio exitoso entre el ambiente profesional y empresarial es una guerra sin cuartel. La profesionalidad, lo profesional y los profesionales se imponen, bajo las condiciones de este mundo, a los que el autor llama los “intrusos”, los estafadores. Estos están siendo relegados cada vez más por las mismas reglas del juego a medida que el conocimiento de los profesionales se incrementa más y por la constante salida de nuevas técnicas.

En resumen, si las RR.PP de una empresa, organización, institución, o lo que fuese; son manejadas por profesionales debidamente preparados, pueden desaparecer climas tensos, se forma un bloque fuerte y unido a la hora de ejecución de los planes, y, sobretodo, “se garantiza una unidad de acción, sin contradicciones, sin fugas ni perdidas de ninguna clase. La imagen mejora. La eficacia aumenta, el costo de la inversión se reduce”, o se canaliza mucho mejor esa misma inversión.